Wednesday, December 16, 2009

Courtesy of Gabriela Jauregui desde México


El poeta chicano que denuncia las injusticias contra los
migrantes

El Universal

Martes 15 de diciembre de 2009

Juan Felipe Herrera, autor de “Los vampiros de Whittier Boulevard”, dice que la poesía muestra realidades

Diana Zaragoza


cultura@eluniversal.com.mx


La discriminación es una constante para los migrantes que viven en Estados Unidos, quienes enfrentan no sólo el rechazo social sino además la crítica de algunos de sus connacionales, quienes también los rechazan por abandonar su cultura.


Esta situación en la que los migrantes permanecen en un territorio ajeno, estableciendo un nuevo orden cultural, es el tema del artista visual y escritor Juan Felipe Herrera, quien por primera vez presenta en México Los vampiros de Whittier Boulevard, antología poética editada por Sur+ Ediciones.


Herrera, hijo de padres migrantes, nacido en California, desde su juventud se enfrentó al constante rechazo de la sociedad americana. Desde entonces luchaba porque los migrantes recibieran voz y tuvieran la oportunidad de recibir los servicios básicos de bienestar social. “El arte no sólo tiene que servir para expresar cosas, sino para hacer algo por las personas y que se dé a conocer la situación por la que estamos atravesando”, dice Juan Felipe Herrera en entrevista con KIOSKO.


Entre dos mundos


La obra de Herrera es un constante llamado a la reflexión sobre la situación económica, emocional y de vida que enfrentan las comunidades marginadas en Estados Unidos. Ejemplo de ello son los poemas: “Por si todavía te preguntas si existe el racismo”; “187 razones por las que los mexicanos no pueden cruzar la frontera”; “Llamado a pandilla-sangre”; “Tío Fernando y el chamuco de Atizapan de Zaragoza”; “El hombre con corazón de cactus”; “Letanía a José Antonio Burciaga” y “Exiliados”.


En estos poemas Herrera expresa su pensamiento y postura crítica ante la situación que enfrentan los migrantes, no sólo mexicanos, sino de cualquier parte del mundo, pues “realmente no hay fronteras, aunque sufrimos mucho por eso”, dice el poeta.


—¿Cuál es la situación de los migrantes mexicanos en Estados Unidos?
—Cada día es más complicada, la policía tiene cualquier pretexto para culparte de cosas. 
Además estamos padeciendo las mismas situaciones que hace 50 años. Hay muchos mexicanos en Estados Unidos que no tienen nada, luchan por servicios recreativos, educacionales y médicos. Yo visito muchas comunidades y los niños, jóvenes y familias tienen mucho que decir pero no tienen recursos y es muy difícil recaudar fondos para ellos. 
A las personas que apenas van llegando les va muy mal.


—¿Cómo vives la función social que has enfrentado como artista?


—Lo que debemos hacer como artistas es darle voz a todas las personas que no la tienen y a nuestras comunidades mexicanas, sea en el estado que sea, porque no se nos permite hacer nada. A todos se les discrimina. Así que cuando empecé a los 19 años con esto, esos eran los problemas y hoy siguen siendo los mismos. No ha cambiado nada.


Lo que trato con mis libros es sacar a la luz esos problemas, no sólo de tener libros, pues eso es muy bonito, pero se debe hacer algo más y mi idea siempre fue ayudar a las comunidades.


—¿Consideras que los artistas mexicanos en EU están logrando más espacios y reconocimientos que hace algunas décadas?


—Las fuerzas creativas que tenemos en México y Estados Unidos deben ser utilizadas para crear vínculos que permitan darle voz a estas comunidades. Estoy pensando armar una comunidad con otros artistas, quizá a través de Sur+, abrir una red para los jóvenes y los artistas que tienen mucho que decir. Los artistas mexicanos se han abierto un espacio importante en EU gracias a su trabajo de calidad y ésto se ha incrementado en los últimos 30 años.


Los temas que expresa en su poesía son cotidianos, vinculados con experiencias familiares y dedicados a las personas que de manera involuntaria dieron paso a la creación de un poema.


—¿Cómo nace tu interés por las manifestaciones artísticas?


—Quizá con los cuentos de mi familia empieza a desarrollarse mi interés por el arte. Mi tío Chente Quintana, fue pintor. Cosas muy básicas de mi familia me inspiraban. Cuando veía un teatro, siempre quería actuar.


—En tu obra incluyes una postura política y das oportunidad para expresar situaciones que afectan a los migrantes, ¿en qué momento diriges tu obra a este punto?


—Quizá con las manifestaciones civiles de los años 60 y con las precarias situaciones que enfrentábamos los mexicanos. Yo no quería permanecer silenciado al respecto y decidí buscar y crear mis propios espacios.


—¿Por qué prestas tu voz para expresar las inconformidades de quienes no pueden expresarse?


—Me preocupa mucho darle voz a quienes no la tienen. Desde mi punto de vista el artista tiene que preocuparse de esto, porque si nada más estamos pintando o escribiendo fuera de nuestras realidades, comunidad o el mundo no trabajamos con ello. Se puede hacer pero también se le puede dar voz a esta gente. Es parte de mi poética, con diferentes formas de escribir, tanto para niños, jóvenes y adultos.


—¿Qué es lo que más disfrutas de tu trabajo como artista y de todas las expresiones artísticas que realizas?


—Lo que más disfruto, es la vinculación con el otro, como en esta noche que leímos poemas frente a la gente de Tepito y compartimos un entendimiento a través del cual nos armonizamos y entendimos. Es el contacto humano, social y comunitario lo que más me gusta. Lo más importante es que mi trabajo sirva para que la gente se reconozca a sí misma, y sirva para abrir un poco de conciencia entre las comunidades.


Los vampiros de Whittier Boulevard reúne 40 años del trabajo poético de Juan Felipe Herrera, quien cuenta con 25 libros de poesía, novela en verso, narrativa, y cuentos infantiles. Además es músico, artista visual, teatrero, trabajador comunitario, activista por los derechos de los pueblos indígenas y docente en diversas universidades norteamericanas.



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